Evangelio del día 12 de Abril de 2025.

Juan 11, 45-57

En aquel tiempo, muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.

Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron:
«¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación».

Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: «Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera».

Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no solo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.

Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos.

Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban: «¿Qué os parece? ¿Vendrá a la fiesta?». Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.

Hoy nos fijamos en la frase:

“Este hombre hace muchos signos”

Después de resucitar a su amigo Lázaro, muchos creyeron, pero las autoridades religiosas, sacerdotes y fariseos, no podían soportar que Jesús siguiera haciendo el bien y lo que les supero fue que resucitara a un muerto.

Su actitud es claramente de cobardía, de miedo a perder el poder que ostentaban. Su corazón estaba tan ofuscado en el cumplimiento externo de la ley que no podían tolerar que Jesús siguiera haciendo signos y milagros.

La gente sencilla le entendía y le seguía y eso a ellos no les convenía. Tenían miedo a que aquello acabara en una revuelta y se hundiera su poder y les trajera graves consecuencias; por eso justificaban que había que matarlo para salvar la nación.

No comprendieron que Jesús no vino a hacer política, a ostentar el poder o a liberar al pueblo del poder de los romanos. No entendieron que Jesús vino a establecer la nueva alianza basada en el amor y en el perdón.

Si nos referimos a lo que nos toca vivir, hay muchas similitudes con aquellas sociedades. Se pretende acabar, callar y ahogar como sea con los signos religiosos del cristianismo desde los poderes que ejercen su influencia en las personas. Vemos con estupor como en aras una malentendida libertad se tratan de fomentar otras religiones, en lugar de fomentar una sana convivencia.

Los cristianos molestamos además, porque no creemos en las culturas del posmodernismo, poshumanismo y wokismo, en las que se fomenta el buenismo y la libertad absoluta para hacer cada uno con su vida lo que quiera. Molestamos porque nosotros creemos en Dios, en la verdad, la justicia, la hermandad, el amor y el perdón que Jesús nos ha entregado en su Pasión y Muerte.

Esas culturas, que se amparan en la tecnología, la ciencia, la técnica, las máquinas sofisticadas, pretenden salvar al hombre sin el hombre. No importa la vida, la fraternidad, el amor ni el perdón; solo importa el yo, el aquí y ahora, la inmediatez; olvidan el pasado y el futuro solo lo tienen en cuenta desde el punto de vista de la vida terrenal.

Señor, hoy queremos que tu Pasión y Resurrección salve a este mundo de la indiferencia religiosa, del ataque a los cristianos y a cualquier religión; que protejas a los más débiles y ayudes a los que creemos en Ti a difundir tu Palabra

Adorado sea el Santísimo Sacramento.

Sea por siempre Bendito y Alabado.                                               FVR.