Evangelio del día 17 de Febrero de 2025.

Marcos 8, 11-13

En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.

Jesús dio un profundo suspiro y dijo:
«¿Por qué esta generación reclama un signo? En verdad os digo que no se le dará un signo a esta generación».

Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.

Hoy nos fijamos en la frase:

            ¿Por qué esta generación reclama un signo?

Hoy tenemos que empezar haciéndonos nosotros la misma pregunta, que le hicieron los fariseos.

Y quizá este sea uno de nuestros problemas, queremos que Jesús se muestre ante nosotros y nos solucione los problemas. Quizá esperamos que obre algún prodigio, que sea un “superstar” una superestrella. Es lo que parece triunfar hoy.

Si es así estamos equivocados. Jesús ya se ha mostrado, se nos presenta cada día en los hermanos.

Él no vino a ejercer el poder o la violencia; ni a ser una estrella, o triunfador al estilo de la sociedad de entonces, ni vendría a serlo ahora en nuestra sociedad llena del vacío de la inmediatez, del poder, del materialismo y del placer momentáneo.

Los fariseos no entendieron nada, y ellos sí que pudieron ver alguno de sus milagros. Quizás a nosotros nos pase un poco lo mismo. Quizás no hemos entendido que vino para sanar, para darnos la libertad y ofrecernos la verdad. Y, la verdad a veces es dolorosa. Él no se arrimó a los poderosos, se unió a los pobres, convivio con los necesitados y se dedicó a consolar, a curar, a sanar, a servir a los demás y a anunciar la buena noticia. Por este motivo fue calumniado, maltratado, juzgado, condenado y ejecutado. Presentarle como ejemplo para su sociedad y para esta es un escándalo, ¿Cómo podemos decir que triunfó?

Si seguimos sin comprender la vida de Jesús y esperando que nos muestre algún signo,  es que no hemos entendido nada, y quizás tengamos que oír un profundo suspiro y se marche.

Señor aleja de nosotros todo deseo protagonismo, de triunfalismo o de que te muestres de manera prodigiosa.

Haz que comprendamos que tú te muestras de manera discreta, sencilla, humilde y cercana.

Envíanos  tu Espíritu para que seamos capaces de acercarnos a los débiles y entregarnos como tú lo hiciste para salvar al mundo.

Adorado sea el Santísimo Sacramento.

Sea por siempre Bendito y Adorado.                                              FVR.